Permanecí sentada en la mesa esperando a que termine de hablar por teléfono y me dé una orden como suele hacerlo, al cabo de un rato volvió con una sonrisa dibujada en su rostro.
Le miré muy seria.- ¿Qué te tramas?
Su sonrisa se hizo cada vez más ancha y pensé cómo carajo entra esa sonrisa enorme en tu pequeño rostro, me miró de forma fija.- Eso no te concierne, pero lo que sí te concierne es hacer tus maletas y mantener tu habitación muy ordenada hasta mañana.- Su sonrisa se achicó y su voz se puso de un tono más serio.-Quiero entregar la casa en buen estado, ¿entendido?
Aunque me dé igual o no si lo haya entendido no aceptaría un "NO" como respuesta, así que le miré y me límite a asentir con la cabeza.
Me retiré de la cocina y mientras subía las escalera para ir a mi habitación pensaba "¿Qué tantas cosas puedo tener en mi habitación?" Y la verdad es que nunca te enterás de la cantidad de cosas que tenes en tu habitación hasta que preparas una mudanza. Cuando ya estaba por terminar, decidí rebizar el último estante de mi cómoda, lo cual sería algo sin sentido ya que no suelo guardar nada allí, pero la revisé igual, es que no me gustaría olvidar nada. Tuve que arrodillarme en el piso para abrirla, y cuando la abrí, vi que estaba muy llena, al cabo de unos minutos unas lágrimas empezaron a resbalarse por mi rostro, refrescándome las mejillas, cerraba mis ojos y podía sentir como se quemaban y como mi corazón se destrozaba cada vez más.
¿Será que al darse muchas expectativas, a Alaska le saldrá todo mal?
¿Tendría que darse una oportunidad?
¿Qué tendrá ese baúl? ¿Esto le impedira seguir adelante o solo le dará más fuerzas?